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Tema: Confiar en un Dios soberano | Fecha: 607 a.C. | Autor: Habacuc | Lugar: Judá.

Introducción al libro de Habacuc

Habacuc (2:4)

… el justo por su fe vivirá.

Al final del reino de Judá las cosas habían empeorado. El buen rey Josías había muerto en batalla, y todas las reformas que había llevado a cabo durante su reinado pronto se vieron afectadas por la rápida sucesión de reyes malvados: tres hijos y un nieto. Este mal incontrolado hizo que Habacuc cuestionara al poco conocido profeta contemporáneo Jeremías, el silencio de Dios y su aparente falta de juicio, para purificar al pueblo del pacto. Como Job, Habacuc preguntó: "¿Por qué? Cuando el profeta hizo esta pregunta por segunda vez, Dios respondió con una avalancha de pruebas y predicciones. Habacuc finalmente vio algo del carácter y la naturaleza de Dios y sólo podía maravillarse y alabarte.

Capítulos 1-2

El problema de Habacuc

Habacuc tiene dificultades para entender las acciones de Dios, ¿por qué permite que los ateos de Judá queden impunes? Dios le da al profeta una respuesta que no espera: Usará a los babilonios para castigar a Judá. Ahora Habacuc tiene un problema aún mayor: ¿Cómo puede un juez justo castigar a Judá por una nación que es aún más malvada? Dios responde que es consciente del pecado de Babilonia y le asegura que los babilonios no escaparán de su terrible juicio.

Pero Judá, dice Dios, es culpable de crímenes similares y sufrirá la misma sentencia. El Señor concluye su respuesta a Habacuc con una declaración reafirmando a Su Majestad soberana. ¨.... Jehová está en su santo templo; calle delante de todos tierra¨ (2:20).

Capitulo 3

Oración de Habacuc y Canto de Alabanza

El Profeta comienza este breve libro pidiendo por Dios, pero lo concluye con un salmo o himno de alabanza. Entender y reconocer la sabiduría de Dios sobre la invasión babilónica. Pensar que el juicio vendrá de una nación mala te asusta, pero tú confías en Dios, ¿y por qué no? La obra fiel, creadora y redentora del Señor en nombre del pueblo judío hace que los profetas confíen en las metas divinas y es su esperanza ininterrumpida aún hoy, de lo contrario sólo se desesperaría.

Fuente: Guia bíblica esencial (JIM GEORGE)